domingo, 10 de mayo de 2020

El rostro de las mujeres en el mes del trabajo

Por: Estela Machicado Montaño



Las mujeres son el 50% de la población, pero dentro de eso casi el 70% no percibe un salario por el trabajo que realiza, tanto en el hogar como en las labores de cultivo de la tierra, y el otro porcentaje tiene que hacer el doble de esfuerzo que los hombres para alcanzar un salario digno y justo.

Las mujeres del campo son las responsables de la producción de los alimentos para que en las ciudades sean consumidas y así garantizar la seguridad alimentaria de todas y todos.


Pero cuánto de este trabajo es reconocido por el Estado y por la misma sociedad, en momentos como los que se viven ahora, no sólo en Bolivia sino a nivel mundial con la pandemia del COVID - 19, junto al personal de salud, son estas mujeres quienes están haciendo lo posible por no desabastecer los mercados y transportan los productos que ellas mismas producen.


La sociedad con su mirada patriarcal se ha encargado de invisibilizarlas. Ellas son víctimas de los abusos de los policías y militares mientras transportan los alimentos, y en las ciudades sufren el atropello de los mismos consumidores, cuando les piden rebajas en sus precios sin considerar que prácticamente sus precios son subvencionados, puesto que no reflejan el valor real de lo que significa producir una papa o una zanahoria… Sólo cobran lo mínimo, lo suficiente para poder comprar semilla y poder llevarse algunos productos de la ciudad. Esos precios no contemplan el tiempo diario que invierten en la producción, la fuerza física que deben emplear, no tienen seguro médico, menos un transporte con precios adecuados para hacer llegar su producción a las ciudades.


De la misma manera, en los centros urbanos, las mujeres cumplen un rol importante en la dinámica cotidiana, tanto en el hogar como en los espacios laborales, en su mayoría asumen el rol principal del cuidado, madres, enfermeras, secretarias y profesionistas, casi siempre tienen a su cargo a alguien por quien velar. 

Si bien con el trascurso del tiempo la mujer ha conquistado espacios para desarrollarse profesionalmente, esto no ha sido fácil porque antes de alcanzar un sitial reconocido, tuvieron que tropezar con mayores obstáculos que los hombres. En el ámbito profesional su capacidad es menospreciada y por tanto relegada en su superación; en el ámbito político es considerada una rival para los hombres, quienes utilizan los recursos más bajos para desestimar su capacidad de intervención política y anular su ser como mujer.

Entonces, este mes de mayo, mes del trabajo, tiene también rostro de mujer, de una mujer luchadora que lucha por los dmeás pero que también anhela un mundo mejor para sí misma. Todos debemos asumir la responsabilidad de la construcción de ese mundo posible, donde miremos a todas las personas como iguales, con los mismos derechos y oportunidades. Un mundo para todas y todos y con todas y todos.

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