sábado, 23 de mayo de 2020

El descenso vertiginoso

Mauricio R. Leigue*


Hace ya casi 7 meses asumió la dirección del Estado un gobierno liderizado por Jeanine Añez nominado por ella misma y sus acólitos como “de transición”, al inicio y con gran consenso en el conjunto de los opositores a Evo Morales como principal antagonista político-ideológico, actuó con desmedida fuerza en el uso del poder coercitivo y la persecución política para con sus detractores.

Lo que pudimos evidenciar como muestra de este consenso alrededor del “Gobierno de Transición”, fue el cerco mediático casi unísono y total durante el golpe de estado y en los primeros meses de gobierno. Toda la derecha boliviana coincidía en el papel político que debía jugar el gobierno durante la transición y ese era el de llamar a elecciones, pero implícita y principalmente el de sentar las bases materiales para que en las futuras elecciones ni Evo Morales ni el MAS-IPSP puedan retornar al poder.

Para esto se barajaban diversas opciones, la mas radical anular la personería jurídica del MAS-IPSP acusándolo de fraude electoral, otra, la de inhabilitar a sus futuros candidatos, incluso la opción más intrépida, crear fracturas y divisiones dentro del MAS (Ala Radical Vs. Ala Concertadora) para lograr a influir en la designación del candidato masista y poner uno funcional a sus intereses, llegando incluso Oscar Ortiz a recomendar explícitamente a una Senadora para candidataa presidenta del MAS-IPSP.

Mientras el uso de la fuerza coercitiva para tratar de acallar las protestas se traducía en decenas de muertos y dos masacres, las de Sacaba y Senkata, casi el total de los medios bolivianos callaban y solo reproducían las versiones oficiales del gobierno, la más celebre de Arturo Murillo “¿Cómo han podido recibir un tiro en la nuca? O sea, el compañero de atrás es el que está disparando…”, incluso durante las protestas al ser rebasada la policía el “periodista” John Arandia pidió en un tweet que las Fuerzas Armadas salgan a reprimir; cito. Gral. Kaliman saque a los militares no necesita disparar el pueblo garantiza “no tendrá represalias ni juzgamiento”.

Gramsci define Hegemonía como la capacidad de dirección, de conquistar alianzas, la capacidad de proporcionar una base social al Estado..., en Lenin …la hegemonía concebida, pues, no solamente como dirección política, sino también como dirección moral, cultural e ideológica La base social (actores políticos contrarios a Evo Morales, “pititas”, medios de comunicación), era la que le proporcionaba al gobierno la legitimidad como dirección hegemónica del Estado y la capacidad de actuar, sobre todo coercitivamente (FFAA y Policía Boliviana) en contra de sus detractores políticos, persecución generalizada contra el que se atreviera a contrariar o cuestionar el accionar del “Gobierno de Transición”, legitimidad que desde el inicio fue insuficiente porque no había la mas importante que es la lograda en la urnas pero que fue solventada por las coerción de la fuerza y la instrumentalización política de la justicia. Esta base social se empezó a deteriorar en el momento en que Jeanine Añez ya no solo es presidenta del “Gobierno Transitorio”, sino que decide oficializar su candidatura a presidenta en las próximas elecciones, causando una gran molestia entre los otros frentes políticos con candidaturas ya definidas que veían en ella solo el papel de garantizarles las condiciones materiales para su futuro triunfo, consecuentemente los ataques empiezan a suscitarse y cada vez el gobierno transitorio empieza a hacer aguas, el equilibrio entre consenso y coerción nunca fue una prioridad para el Gobierno de Facto, ningún gobierno se puede sostener indefinidamente solo con el uso de la fuerza sino existe cierto consenso entre los gobernados, una suerte de acumulación de fuerza contra-hegemónica evidenciada en la pérdida del miedo entre los detractores, la disminución de alianzas entre el gobierno y la sociedad civil han ido en ascenso, el incremento de voces críticas, el gran aumento de los casos de corrupción, todo esto está provocando una caída vertiginosa en los niveles de popularidad y aceptación del gobierno de Añez, incluso hemos sido testigos de cómo el Fiscal General Juan Lanchipa que un inicio fue de los primeros en ponerse a las ordenes del “Gobierno de Transición”, ahora claramente en un sitial imparcial, anuncia investigaciones por corrupción en YPFB, ENTEL y uso indebido de bienes del Estado que vinculan a la propia hija de la presidenta, Carolina Ribera.

El mantra repetido hasta el cansancio en el inicio por Jeanine Añez, “…mi única tarea es llamar a elecciones, yo no voy a ser candidata…” le está pasando factura, los escándalos y cambios de ministros y autoridades son el pan de cada día, ahora están en una carrera contra el tiempo tratando de recuperar alianzas o de sostener las que todavía le quedan, aprobaron 500 millones de dólares para el sector financiero a través del BCB, tratan de acelerar el uso de transgénicos en la agricultura para favorecer a los exportadores y ahora van por el Litio. Pese a todos los esfuerzos por retrasar las elecciones hasta el 2021 y el favor casi providencial de la pandemia mundial por el COVID-19, se encontraron con una bancada del MAS-IPSP en la Asamblea Legislativa Plurinacional que asestó un golpe certero aprobando la realización de las elecciones en no más de 90 días, o sea hasta inicios de agosto.

Así que según el desarrollo de los hechos lo más probable es que muy pronto tengamos elecciones en Bolivia lo que los hechos no están dejando claro por el momento es que si Jeanine Añez llegara a estas, como candidata o como presidenta o como ninguna de las dos.

*Politólogo y Militante de Columna Sur

No hay comentarios:

Publicar un comentario