Por: René Barrón Watteroth.
El Estado como un botín de guerra, los contratos con
carácter de confidencialidad para las fuerzas Armadas y la policía, el Fondo
Monetario Internacional (FMI) gravitando en la política económica del país, los
reiterados anuncios del reinicio de relaciones diplomáticas plenas con los
EEUU, las llamadas de los representantes del tío Sam, las donaciones, la
inestabilidad política, la crisis económica, el anuncio de crear empleos para
600 mil personas, etc.; nos retrotrae a las mismísimas épocas del gobierno de
Gonzalo Sánchez de Lozada, a la época en que las decisiones no se tomaban en el
Palacio de Gobierno, sino venían redactadas en inglés, que la burocracia
gubernamental se dedicaba a traducirlas y a aplicarlas como un recetario.
Pensar que el imperialismo no se percata de que los
bolivianos estamos teniendo un “deja vu”, sería iluso, seria subestimar los
atributos que le permitieron estar a EEUU donde ha permanecido durante el
último siglo. Pues sus agentes, como Erick Foronda asesoran al actual
#GobiernoDeFacto, no ignorando la realidad boliviana, tampoco su quizá poca
pero existente memoria histórica. Ellos saben el efecto que puede tener en la
sociedad boliviana, el hecho de haber roto el orden Constitucional con el
ascenso de alguien que hasta antes de ello era completamente desconocida, saben
del efecto que hay en que el gobierno ponga sin mucho disimulo a agentes
norteamericanos como asesores, saben del efecto que se acuda a créditos con el
FMI, se usen los bienes del Estado como si se tratase de bienes a nombre de la
que actualmente preside el país y que se establezcan diálogos con el gobierno
de EEUU en medio de la latente discusión en torno al Litio; todo esto y mucho
más lo saben, pero ¿Porque no hacen nada para colaborar con un gobierno que les
es completamente servil? ¿Por qué no hacen el mínimo esfuerzo en ayudar al
gobierno a ocultar todas sus falacias?
Antes de responder estas interrogantes planteadas,
procedamos a analizar el rol de un personaje que desde el #GolpeDeEstado, ha
permanecido tras las sombras, ese personaje que con sus reuniones en Brasil, en
Salta-Argentina fue uno de los principales
nexos y coordinadores detrás de ese golpe de Estado: Carlos Mesa
Gisbert.
La actividad conspirativa de este personaje fue bastante
intensa hasta consumado el golpe, pues este se convirtió en el principal punto
de convergencia de la oposición, mientras el oponente político (el Movimiento
al Socialismo MAS) perdía el control sobre la realidad del país y se encerraba
en torno a un liderazgo que quedó atrapado entre aduladores, tránsfugas y gallos de media noche.
Podría creerse que Carlos Mesa al haber pugnado por ir a
segunda vuelta en las elecciones generales del Noviembre de 2019 (muy contraria
a la línea del resto de la reacción) y no haber sido escuchado, significo que
este fue utilizado. Pues esto sería también caer en el juego de subestimar a
uno de los personajes más sutiles, útiles y serviles para el imperialismo; ya
que esa fue en de las formas más astutas e inescrupulosas de quitarse de encima
cualquier rastro y olor del golpe de Estado. Con la jugada de la segunda vuelta
y la aparente desligazón del golpe y sus consecuentes consecuencias como la
mascare de Sacaba y Senkata, las persecuciones políticas, las detenciones,
etc., quedo con la imagen que toda su vida se esforzó en moldear: El
concertador, el “inteligente”, el más razonable.
Permaneció con perfil bajo (aun lo hace), cuando aparece
hace declaraciones que aparentan no tirar para ningún de los bandos, sino
pretenden tenerlo en el medio, en el espacio del concertador. Cuando sale a
mostrarse en la palestra, tal como lo hizo en su última intervención, lo hace
criticando al MAS tratando de mostrar distancia del gobierno de facto, pues
sabe que en gran parte de la población quedo impregnada la macabra imagen que
se construyó en torno al gobierno de Evo Morales a través de los medios de
masas, y está plenamente consciente que el actual gobierno no tiene chances de
ser un oponente electoral al MAS, por todo lo descrito de forma genérica en el
primer párrafo del presente texto. Es decir prefiere no salir y exponerse para
no impregnarse de los defectos de ninguno de los contendientes electorales,
pues el trabajo sucio esta hecho, se aprobó el decreto que otorga a las
contrataciones de los aparatos represivos carácter de confidencialidad, ya
tenemos de nuevo en la vida económica del país al FMI y estamos viviendo un
crisis democrática más paupérrima que en la del gobierno del MAS. Se escuchará
decir a muchos de nuestros ilustres analistas políticos y toda la masa
reaccionaria del país: Él (Carlos Mesa) es ahora la opción más “equilibrada” y
la única opción más razonable al MAS.
Si Carlos Mesa llega al gobierno no necesitará aplicar
medidas traumáticas, pues ya se las abran aplicado el actual gobierno
desechable de Jeanine Añez, de esta forma se responden las interrogantes
planteadas, ya que Carlos Mesa seria el salvador del país, uno al servicio de
los EEUU sin aparentemente tener nexos visibles con el norte.
Muchos cuestionarán y dudarán en que el gobierno de facto no
puede ser tan estúpido como para exponerse sin darse cuenta que está siendo
utilizado por el imperialismo, pues deberíamos preguntarnos también: ¿Qué se
puede esperar de gente que jamás había imaginado tener el gobierno y de un día
para otro tuvieron control del enorme aparato que dejo el gobierno del MAS?
Una prueba tangible, de la facilidad en que el gobierno
actual cumple el rol de tonto útil, es la forma en que procedió a responder la
ley de postergación de las elecciones: ¿Si fueran consecuentes con su discurso,
no hubiesen esperado el plazo máximo para mandar las observaciones respectivas
a la Asamblea?
Con esta última pregunta, también sale a la luz el
adormecimiento del MAS, que a pesar de las derrotas sufridas en el campo
político, sigue sin ver la realidad y cayó en la trampa y juego diseñado por el
imperialismo, que como candidato preferido tiene a Carlos Mesa, ultimo que es
muy cercano al Salvador Romero – Presidente del Tribunal Supremo Electoral,
cabe resaltar. Tiene el imperialismo a Tuto Quiroga que sirve de catalizador
para que el gobierno de facto, Fernando Camacho mantengan un discurso radical e
incluso impopular, pero útil para Carlos Mesa su centrismo y oportunismo
político a nombre de concertación.
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