viernes, 29 de mayo de 2020

Bolivia y el mal ejemplo brasileño

Por: Canela Crespo Sánchez










«Hoy en día hay menos civiles que militares en el Palacio del Planalto. Ellos (los militares) mandan hoy en Brasil.» le dice Luiz Inácio Lula da Silva a Paula Ramón en una entrevista concedida para el medio argentino Página 12. En Brasil, a lo largo de su historia republicana, la influencia militar en la política ha sido determinante; esta relación parece hoy más estrecha y evidente. De hecho, el núcleo duro del gabinete ministerial brasileño, en el que recae la mayor parte del poder político, es de corte militar. Además, la crisis política que se ha magnificado debido a la crisis sanitaria ha dejado bien parados a los militares porque los posiciona (falsamente) como el ala racional de apoyo a Bolsonaro que, cada vez más, parece que pierde la cordura.

La influencia militar en el Palacio del Planalto tiene un eco paramilitar en las calles. Allí, decenas de grupos de extrema derecha están organizados amedrentando y persiguiendo impunemente a sus “rivales políticos” que no son otros que los que piensan diferente a ellos. En muchos casos, estos grupos neofascistas están armados. Son los que se organizan para vitorear a Bolsonaro en sus intervenciones públicas y también son los que piden el cierre del Congreso y el regreso de los militares al poder como en 1964.

Esta alianza militar/paramilitar define en muchos casos la agenda política en Brasil. Es sin duda un mal ejemplo para toda la región y el mundo y, como era de esperarse, en Bolivia, después del Golpe de Estado de noviembre pasado, las Fuerzas Armadas y los grupos paramilitares que se han creado pretenden reproducirlo.

Es así que el día jueves 21 de mayo, con las botas brillantes, escoltado de guardia militar personal y con el uniforme de campaña puesto, el Comandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia, el señor Sergio Orellana, ha amenazado, cual García Meza en 1980, a la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Faltando a los procedimientos establecidos en la Constitución Política del Estado, que le confieren a la presidenta la atribución de presentar la documentación vinculada a ascensos militares, el General apareció en las instalaciones de la Asamblea Legislativa Plurinacional exigiéndole a la misma tratar la ratificación de ascensos en el plazo máximo de una semana. La exigencia es de por sí polémica porque deberían ser beneficiarios del ascenso los mejores representantes de cada promoción, sin embargo, se pretende beneficiar a militares que no cumplen con este criterio. Se intuye la lealtad de los beneficiarios al régimen de Añez.

Los ascensos militares, en principio, son procedimientos regulares cuando cumplen los flujos establecidos en la Constitución Política del Estado y en las normas específicas. Sin embargo, en este caso, con la agresión del Comandante de las Fuerzas Armadas en contra del único órgano legítimo del Estado, la exigencia sería un exceso intolerable para cualquier sistema democrático. ¿Acaso una nueva fase del Golpe de Estado con protagonismo militar se está gestando?

El elemento paramilitar también está presente. En distintas latitudes se han creado o se han rearticulado, en el contexto del Golpe de Estado, grupos irregulares armados que generan violencia impunemente. Hace pocos días, en un audio que se filtró, uno de los líderes de uno de estos grupos denominado Resistencia Juvenil Cochala llamaba a su gente a alistarse para atacar una movilización popular que pedían poder trabajar porque sus familias están pasando hambre. El audio no reveló nada que no se supiera: estos grupos tienen entrenamiento militar, están armados y se saben impunes.

Los bolivianos de mi generación, que hemos nacido en democracia y que además hemos crecido y formado nuestra conciencia en el marco del Proceso de Cambio y del gobierno de Evo Morales, no teníamos en la memoria ningún evento de agresión política de militares hasta el 10 de noviembre, día en el que el Comandante General de las Fuerzas Armadas le pide al Presidente Morales su renuncia. Esta vez, con el respaldo paramilitar, la agresión política militar a la Asamblea Legislativa Plurinacional genera nuevas susceptibilidades. El riesgo de que Bolivia siga el mal ejemplo brasileño está latente y, la tarea de transformación estructural de las Fuerzas Armadas queda pendiente.

martes, 26 de mayo de 2020

Consternados, rabiosos

Han pasado 64 días y ya la cuarentena se cae a pedazos, se filtra por mil huecos

Por: Verónica Córdova*



La gris consternación viene del miedo, de la peste bordeando las esquinas, aislándonos en calles sin trabajo y casas sin pan, en rostros tapados y sin sonrisas. La consternación de no saber qué viene después de mañana, de no poder soñar, de no tener certezas. La consternación está en los hospitales, en el gemido inútil de las ambulancias, despertando a los viejos y haciendo que se asomen a las ventanas. La consternación está en las aulas vacías, en los changos prendidos al teléfono para encontrar una voz amiga, una semblanza de vida cotidiana.

Estamos consternados por ver a compatriotas peregrinar en busca de información, de ayuda y de justicia. Consternados sabiendo que lo que nos informan es solo la punta más pequeña de una enorme montaña. ¿Cuántos no saben que están enfermos? ¿Cuántos lo sospechan, pero se esconden temerosos de un sistema que, lejos de acoger y cuidar, te aísla, te estigmatiza, te maltrata y finalmente te desahucia a morir en soledad y a enterrarte en una indignidad clandestina?

Nos consterna la aparente inutilidad de nuestro enorme sacrificio. Llevamos 64 días sin trabajar, sin encontrarnos, aceptando con la cabeza baja un Estado de sitio disfrazado, y todo ¿para qué? Se supone que la cuarentena es una medida que permite aplanar la curva y ganar tiempo para estar listos cuando los casos nos desborden. Han pasado 64 días. Seguimos haciendo menos de 300 pruebas diarias (en un promedio generoso).

Seguimos sin insumos de bioseguridad. Los laboratorios públicos no funcionan (y los privados cobran lo que quieren). No hay respiradores de terapia intensiva. El número de médicos y enfermeras, que ya era insuficiente, disminuye: muchos han enfermado, algunos han muerto y otros han renunciado ante la enormidad del desafío y tener que enfrentarlo sin las condiciones adecuadas. Han pasado 64 días y ya la cuarentena se cae a pedazos, se filtra por mil huecos. No hay miedo lo suficientemente fuerte para contener la estampida.

Así estamos. Consternados, pero también rabiosos. La rabia de saber que nos ha tocado una de las peores crisis de la historia justo en un momento de inestabilidad, de división y de dictadura. La rabia de haber caído en manos ineptas, indolentes e ilegítimas en el momento en que más necesitábamos experiencia, unidad y certeza. Da rabia que nos amedrenten con aviones, tanques y metralletas. Da rabia que usen a Dios y a la Biblia para rociarnos desde el cielo con agua bendita, que hagan ayunos en lugar de gestionar la crisis de forma racional y organizada.

Da rabia que utilicen raseros diferentes para juzgar y castigar faltas similares. Da rabia que se entren a la casa de una familia y la saquen a rastras en medio de la noche por el supuesto crimen de celebrar un cumpleaños; mientras otros se publicitan rompiendo la cuarentena para “rezar” y hacer campaña. Da rabia que Tarija deba mandar a La Paz o a Santa Cruz sus pruebas de COVID-19 por tierra y esperar los resultados hasta una semana, mientras los aviones se usan para trasladar amistades, suegros e invitados a fiestas.

Da rabia que se aprese a alguien por difundir sus ideas, pero no se detenga ni investigue a quienes se atribuyen a sí mismos funciones policiales y se fotografían cargando bazucas y fusiles. Da rabia, mucha rabia, que después de repartirse empresas del Estado y llevarlas a la quiebra, ahora se atrevan a robarnos la salud y la esperanza. No solo compran sustitutos que los médicos se rehúsan a usar, sino que son capaces de lucrar con los que mueren asfixiados por falta de respiradores. Dijo el poeta que la plomiza consternación se nos irá pasando, pero la rabia quedará y se hará más limpia. Nos dará claridad para salir de esta pesadilla.

*Cineasta boliviana

lunes, 25 de mayo de 2020

A LA GENERACIÓN DE MAYO

Por: José Rafael Jaldín Fernández (Cheo)*




Patria es posesión de sí. Soberanía y autodeterminación son conceptos inseparables al de independencia. La historia cuenta de hombres y mujeres con disposición a vivir y morir por ella. Los claustros universitarios fueron testigos de la maduración de grandes ideales, esos que crean horizontes que despiertan los sueños de miles de hombres y mujeres, momentos en que el pueblo se vuelve poeta y escribe su propia historia derramando su propia sangre, con la espada y con la pluma.

Esa generación a la que llamamos Hombres y Mujeres de Mayo; hijos e hijas de la Academia Carolina, estudiantes de Charcas, entendieron que las INDIAS DEBÍAN GOBERNARSE A SÍ MISMAS (el ideal de Latinoamérica no dominada por españoles). El destino se tornaba irrenunciable, soberanía como camino, bandera de lucha y forma de vida para esta tierra nuestra. ¡El ya basta! había llegado, pasó de rumor en las imprentas a una revolución hecha por hombres y mujeres de carne y hueso, pero sobre todo espíritu. De Sucre movilizada un 25 de mayo, a todo rincón en que las ideas independentistas prendían el fuego en los habitantes de estos pueblos, un continente entero reclamando con sus propias manos su libertad. El sendero había sido elegido, ése que los hombres y mujeres recorren toda vez que sus mentes son conquistadas por ideas forjadoras de nuevos futuros, ese ideal que movilizó hombres, mujeres, indios, mulatos, estudiantes, capitanes con un nuevo sentido de patria entre otros.

Mayo junto con sus héroes, su universidad y el pueblo, sus consignas, sus metas y luchas no es pasado muerto, de hecho, el pasado no es del todo pasado, pues (el pasado y por ende mayo) revive a cada instante en el que nuevos hombres y mujeres de nuevos tiempos, toman las riendas de su destino, crean nuevos futuros y libertades, rompen viejas cadenas y opresiones. ¡Ese momento mágico en el que nuestra especie crea nuevos horizontes y nuevos mundos!


Ni el apresamiento de Zudáñez, ni la detención de Monteagudo, ni mil ejércitos con mil cañones apagarían la chispa revolucionaria; la rebelión era inminente, dos meses después, seguiría La Paz. Y así, el sonido de las campanas, recorrería como jinete armado el continente entero.

Entre muchas, dos herencias de los hombres y mujeres de mayo y de quienes crearon la patria: la primera, nuestra soberanía, la segunda, su ejemplo; sin ambas es imposible engrandecer Bolivia y Latinoamérica. El 25 de mayo es infinitamente más que una fecha cívica, es parte del alma de nuestro pueblo, somos chuquisaqueños de Chuquisaca, hijos primogénitos de los valles, bolivianos de cepa, latinoamericanos de corazón. ¡Que lo escuche todo el mundo: VIVA NUESTRA UNIVERSIDAD, GLORIA A LA ACADEMIA CAROLINA, VIVA BOLIVIA Y VIVA NUESTRO CONTINENTE CARAJO!

A los hombres y mujeres de 1808-1809 y a todos los que contribuyeron a la emancipación.

*Militante de Columna Sur Chuquisaca

domingo, 24 de mayo de 2020

EL AGRO-CAPITALISMO CRUCEÑO, ALOJADO EN EL GOBIERNO DE TRANSICIÓN, APROVECHA LA CRISIS EPIDEMIOLÓGICA PARA APROBAR USO DE TRANSGÉNICOS EN BOLIVIA

Por: Álvaro Céspedes Q.*


La situación de crisis que estamos atravesando a nivel global debido a la pandemia del COVID-19 ha develado el agotamiento de la crisis civilizatoria, los modos de consumo y producción que han ido arrasando con los recursos del planeta y han derivado en desequilibrios ambientales que están relacionados con la crisis epidemiológica del COVID-19. Se puede advertir que la crisis epidemiológica no es un grado más de la crisis ambiental, es el punto más crítico de la crisis ambiental[1]. Este momento que surcamos como humanidad proporciona una oportunidad de transformación, de construir nuevas relaciones más armónicas con la naturaleza que no estén definidas por la dominación y explotación utilitaria de recursos de la madre tierra, o seguir la incesante inercia social bajo el modelo de producción y consumo que nos impone el capitalismo, con sus visiones de desarrollo, progreso y modernidad, que están llevando a una terrible catástrofe socioambiental planetaria, la cual se vislumbra en la crisis climática global y próximas pandemias que transitaremos.  


También es importante destacar que esta crisis es “múltiple, generalizada, multifacética e interrelacionada, además de sistémica. Nunca afloraron tantos problemas simultáneamente, que rebasan lo sanitario, mostrando efectos en lo político, económico, ético, energético, alimentario y, por supuesto, cultural” (Acosta: 2020). En el campo político esta crisis esta provocando que las elites políticas y las clases dominantes aprovechen este momento de desarticulación y desorganización (aparente) de la sociedad civil, para promover políticas antipopulares que profundizaran las desigualdades socioeconómicas en gran parte de los territorios de la región en Latinoamérica y el planeta. Así mismo, el impacto de la pandemia en los sistemas políticos y la democracia en los países del mundo esta derivando en el auge de gobiernos autoritarios que bajo el discurso de la emergencia sanitaria utilizan discrecionalmente el ejercicio de la fuerza y la represión estatal para justificar la implementación de estas reformas.

Este fenómeno se ve reflejado en las prácticas gubernamentales que viene desarrollando el actual gobierno de transición en Bolivia, por un lado, de implementación de reformas orientadas a favorecer a sectores empresariales nacionales y transnacionales en desmedro de la salud, la soberanía y seguridad alimentaria de la sociedad boliviana y, por otro lado, un fuerte componente de uso de la violencia, a través, de las fuerzas del orden. Aunque es importante resaltar que el ejercicio desmedido de esta violencia estatal no surge de la crisis del COVID-19, sino es constitutivo en el proceso de consolidación de este gobierno[2].

Por otra parte, la aciaga gestión de la crisis sanitaria de este gobierno, que deriva en la crisis económica que vive el país, está acompañada de inoperancia en la gestión pública, desconocimiento de la realidad económica y en hechos de corrupción que están limitando las inversiones en este estado de situación[3]. En consecuencia estas acciones se están viendo reflejadas en la incapacidad para administrar adecuadamente esta crisis que está engendrando focos de protestas sociales en espacios urbanos y rurales del territorio nacional, donde el encierro domiciliario es insostenible para la supervivencia de estas poblaciones de bajos ingresos económicos, que en última instancia tienen como opción, o morir por el virus o morir de hambre.

En este escenario problemático las políticas asumidas por el gobierno transitorio tienden a profundizar la crisis en vez de mitigarla. Añez y representantes del agro negocio boliviano en palacio de gobierno  aprobaron el Decreto Supremo N° 4232 el pasado 8 de mayo de 2020, el cual autoriza establecer procedimientos abreviados para que el Comité Nacional de Bioseguridad evalúe en 10 días en primera instancia (hasta el 17 de mayo) y a partir de múltiples protestas suscitadas, definen ampliar el plazo a 40 días. Este decreto contempla la producción de 5 cultivos transgénicos, maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya destinados al abastecimiento del consumo interno y comercialización externa[4]

El marco institucional en Bolivia para que empresas e instituciones puedan desarrollar la implementación de semillas transgénicas en cultivos agrícolas, está establecido en  Ley 1580 del 20 de Julio de 1994 y reglamentado en el Decreto Supremo 24676 del 21 de Julio de 1997.  Dentro de esta reglamentación, el Comité Nacional de Bioseguridad es un Comité Asesor conformado por representantes del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, Desarrollo Rural y Tierras, Desarrollo Productivo, Salud y representantes del sistema universitario. Este comité mediante un proceso evaluación definirá, con “estudios en campo”, si pueden o no ser aplicados estos cultivos en el país. Aunque hay que destacar que este Comité de Bioseguridad está compuesto por funcionarios de estos Ministerios, los cuales se cambian frecuentemente y poseen filiación política[5], este aspecto sesga la objetividad al informe que emitirá dicho comité.

Las decisiones gubernamentales de proceder a la  implementación de semillas transgénicas en Bolivia no datan como antecedente en el decreto aprobado por el gobierno de Añez. Hay que mencionar algunos eventos en los últimos gobiernos que estuvieron en sintonía con políticas vinculadas al modelo del agronegocio soyero. El año 2005 “el gobierno del presidente Carlos Mesa aprobó la producción y comercialización de soya transgénica resistente al herbicida glifosato. Para ello tuvo que pedir a la policía que desaloje a periodistas y representantes de organizaciones campesinas que se hicieron presentes en el Ministerio de Desarrollo Sostenible, durante la reunión del Comité de Bioseguridad, entidad responsable de tal aprobación” (Observatorio Cambio Climático y Desarrollo, 2015).

El Gobierno de Evo Morales no fue una excepción a la norma, éste no dudó en abandonar la agenda de la madre tierra y el vivir bien para enfrascarse en la lógica del extractivismo de los recursos naturales y el extractivismo agrario como componente estructural del Nuevo Régimen Agroalimentario Mundial[6]. Un indicador de estas acciones se pueden observar en las relaciones de pugna política y oposición que estableció en el primer periodo de gestión de gobierno (2006-2009) con estas elites políticas y económicas cruceñas afines a la agroindustria; estas pueden ser comparadas en un segundo periodo de gobierno donde se establece “una aparente alianza iniciada entre los años 2013 y 2014” (Economía Bolivia, 2013; Ortiz, 2013 citado en Mckay 2018). Desde este momento se vio a Morales participando de reuniones y eventos con las asociaciones que representan a la agroindustria, como son la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO) y la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (CAINCO).

Las buenas relaciones que establecieron Morales con el empresariado agroindustrial cruceño derivaron en políticas que favorecieron a este sector; como promover la ampliación de la frontera agrícola “en 250.000 hectáreas adicionales a las 1.300.000 hectáreas que ya tienen actividad con el sembradío de soya transgénica desde el año 2004” (Erbol, 2020). “Además de intensificar la generalizada extracción de los recursos naturales, es decir, no solo gas y minerales, sino de productos agropecuarios […]  Este modelo extractivista y latifundista no solo devasta la naturaleza sino que socava las bases institucionales y democráticas de la sociedad boliviana” (Urioste, 2018: 5-6 citado en  McKay, 2018).

La ampliación de la frontera agrícola para producción de soya transgénica, fue acompañada de la “autorización de forma excepcional al Comité Nacional de Bioseguridad evaluar y aprobar el uso de los “eventos transgénicos” soya HB4 y soya Intacta Pro para su uso en la producción de biocombustibles y le dio un plazo de 60 días” (Opinión, 2020). En ese sentido, el Decreto Supremo N° 3874 aprobado por Morales el 18 de abril de 2019 intentó implementar nuevos eventos transgénicos, aplacados en su momento por múltiples protestas sociales que impidieron su progreso.

Lo que se distingue de estas gestiones gubernamentales, sean tendientes al liberalismo o progresistas, es que sin distinción alguna, han dado lugar a que el modelo agroindustrial se consolide en una alianza capital-Estado. En el periodo del MAS le permitió tener el control sobre el aparato estatal (lo que también se repite con el gobierno de Añez) y en relación al “sector agro-capitalista conservar el control sobre el complejo soyero” (Ídem, 2018). Lo que se evidencia es un continuum en la política agraria extractivista, Morales con su retórica contradictoria de Revolución Agraria, Soberanía Alimentaria y ley de la Madre Tierra, ahora Añez en asociación con el empresariado cruceño, pretenden introducir la producción de semillas transgénicas bajo el pretexto de robustecer la seguridad alimentaria en el país y generar mayor crecimiento económico. Aunque hay que subrayar que por el contrario a este criterio, la situación del agronegocio soyero tiene grandes problemas, uno de ellos es la viabilidad económica de este modelo[7], este argumento tiene una base bien sustentada en trabajos de investigación y estudios sobre el complejo soyero en Bolivia.     

Partiendo de la tesis que este modelo está en crisis en Bolivia por diversidad de problemas que presenta en su estructura de acumulación y las externalidades que genera, se expone a continuación algunos elementos que sostienen dicha afirmación[8]. El agro negocio carece de capacidad para industrializar la soya que produce, porque lo que en realidad exporta es materia prima semiprocesada en grandes volúmenes y por tanto no agrega valor a su producción. La ausencia de este componente es el que desencadena en las desarticulaciones intersectoriales complementarias que deberían estar insertadas en el procesamiento industrial, así mismo, la manufactura crea empleos mediante esta vinculación intersectorial, la soya semiprocesada que se exporta no produce estas articulaciones.

Este modelo extractivista produce alta concentración en la cadena de valor, donde la mayoría de los componentes de esta cadena no se producen en Bolivia. El 70% de la tenencia de la tierra está en manos del 2 % de propietarios medianos y grandes, tener el control de la tierra significa tener el control sobre el elemento de producción donde se realiza la soya y la plusvalía. Solo 4 empresas extranjeras[9] controlan el 85% del mercado de soya en Bolivia y los insumos como semillas, maquinarias y agro-químicos que deben ser importados de China, Brasil y otros países. Por tanto, es un modelo altamente dependiente del agronegocio transnacional, donde la mayor parte de beneficios económicos ni si quiera se quedan en el país.

En términos ambientales la producción de soya de base transgénica origina severas consecuencias como daño de suelos, deforestación indiscriminada, pérdida de biodiversidad,  disminución de la fertilidad, erosión de los suelos y contaminación de las fuentes de agua. “Desde la legalización de las semillas transgénicas, la cantidad de agroquímicos utilizados en la producción ha superado con creces a la superficie cultivada. […] Además que producen nuevos tipos de malezas y plagas que amenazan sus cultivos, por lo que  requieren nuevos tipos de herbicidas y pesticidas”. (Ídem, 2018). Estas condiciones afectan principalmente a los pequeños productores soyeros que por falta de maquinarias, insuficiencia económica para comprar semillas de calidad y agroquímicos, sumados a la ubicación y calidad de las tierras que poseen, hace que se encuentren en menor capacidad de producir y competir en las mismas condiciones que los grandes productores de soya. Igualmente la degradación ecológica y erosión que sufren estos suelos, consolida un sistema de ocupación constante y progresivo de nuevas tierras para la agroindustria, que impulsa la expansión de la frontera agrícola hacia áreas protegidas y territorios indígenas de forma ilícita[10].

En definitiva el modelo agroindustrial de base transgénica es depredador en esencia y no puede ser sustentable “cuando no puede mantenerse en el tiempo, sin ayuda externa y sin que produzca la escasez de recursos existentes. Además, conduce a una generalización de la pobreza y crisis económicas recurrentes” (Acosta, 2011: 87). Esta aseveración se aplica a los procesos de deforestación, que no solo están provocando pérdida de la biodiversidad o efectos ambientales adversos en estos espacios, también derivan en impactos que se producen en las comunidades indígenas que dependen del bosque para su sustento. Los pueblos indígenas de Lomerío, Guarayo e Isoso son los más afectados, puesto que se encuentran alrededor de la expansión de la frontera agrícola soyera; bajo estas condiciones, condenados a la pobreza y en un futuro abandonar sus territorios destruidos por el desarrollo agroindustrial.

Por otra parte, no existen muchas oportunidades laborales que el agronegocio pueda aportar al país. Esta forma de producción al ser mecanizada requiere menos fuerza laboral, además, de estar inserta dentro de una economía desarticulada sectorial y socialmente. Según un estudio realizado por la Fundación Tierra el sector agropecuario solamente emplea 32.000 personas, dato abismal que se contrasta frente al criterio que defiende la agroindustria, el cual dice aportar al país con 1.000.000 de empleos directos e indirectos[11].

Un último aspecto que hay que considerar, a partir de los argumentos que se despliegan de las voces que surgen de este sector, que hablan de los grandes beneficios económicos que la agroindustria aporta al país por concepto de renta o tributos fiscales provenientes de la exportación de soya. Es necesario esclarecer que “en Bolivia el Estado no recibe un solo centavo como impuesto específico gravado al extractivismo agrario, ni ingresos del impuesto a la propiedad de la tierra de los grandes terratenientes[12] y, lo que es peor, en la última década las importaciones de alimentos se han casi triplicado. […] Al contrario, el Estado subvenciona el “modelo” a través de los subsidios a los combustibles, la construcción de carreteras, la ausencia de una regulación laboral que defienda los intereses de los trabajadores agrícolas asalariados – que en la práctica equivalen a los peones de antes de la reforma agraria de 1953” (Urioste, 2018: 5, citado en  McKay, 2018). Se debería continuar dando concesiones y beneficios a un modelo que en vez de traerle beneficio al país, le trae grandes problemas, bajo estas evidencias ¿no cabe más bien echar por la borda este modelo agro-extractivista?.

Sociólogo, militante de Columna Sur Cochabamba, actualmente es Técnico del Centro Latinoamericano sobre Población (CELAP), coordinador y docente del posgrado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Mayor de San Simón.


[1] Enrique Leff en los conversatorios organizados por CLACSO el 14 de mayo de 2020, sobre Ecología Política de las pandemias, Cuarto Conversatorio, alternativas poscovid: agroecología, educación ambiental y territorios en r-existencia. Afirma que la humanidad al haber sido arrastrada por un modo de comprensión del mundo y que ha derivado en un modo de intervención, pero de intervención drástica, totalitaria y brutal, una intervención sobre los cursos de la vida. La crisis epidemiológica ha sido la liberación de los virus, que han estado hospedados por células de organismos vivos por tanto tiempo como ha habido vida en el planeta. No es un fenómeno natural, aquí hay un fenómeno de los modos y del grado de intervención de la humanidad, por lo que se volvió el modelo o régimen ontológico dominante-hegemónico, que es el motor de la historia, es decir, el régimen del capital.

[2] El ejercicio de la fuerza por parte del gobierno de transición se ha ido manifestado desde los acontecimientos ocurridos en noviembre de 2019, tras la llegada de Áñez a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, se produjeron las masacres en las localidades de Sacaba (Ciudad de Cochabamba) y Senkata (Ciudad de El Alto), donde los habitantes  de estas localidades fueron reprimidos por fuerzas militares y policiales, dejando un saldo de 37 muertos y 500 heridos.

[3] En estos seis meses de gestión se han desatado innumerables hechos de corrupción en distintos ministerios. Los hechos de corrupción que tuvieron mayor repercusión: (1) En Entel casos referidos a los finiquitos, aumento de salarios y compra con sobreprecio de fibra óptica, (2) En relación a YPFB el sobreprecio en la compra de diésel, sobreprecio en almuerzos de trabajadores y seguro por millones de dólares, (3) venta de cargos en ministerios, (4) uso indebido de bienes del Estado, (5) compra de respiradores para hospitales con un sobreprecio de cuatro veces el valor de su costo en el mercado y que no tienen mucha utilidad para pacientes que ingresan en terapia intensiva. Estos son algunos de los casos más llamativos que fueron denunciados en medios de comunicación y por ciudadanos en redes sociales.

[4] En una perspectiva irresponsable pretenden introducir en el consumo alimentario de las familias bolivianas productos transgénicos como el trigo o el maíz. En el caso del trigo, siendo el segundo cultivo básico y más sembrado a nivel global, ningún país se ha atrevido a aprobar la producción y comercialización de trigo transgénico por ser un producto de consumo diario y de primera necesidad de las familias, lo cual podría conducir graves problemas a la salud de sus poblaciones.

[5] Algunos representantes de los Ministerios que conforman actualmente el Comité Nacional de Bioseguridad tienen una estrecha vinculación con el empresariado cruceño. Oscar Ortiz, actual ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, fue exgerente de Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz (CAINCO); Beatriz Eliane Capobianco, actual  ministra de Desarrollo Rural y Tierras, ex-asesora de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO), así como también fue la asesora de la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (FEGASACRUZ).

[6] Modelo que rompe la relación de unicidad entre hombre-suelo-herramienta-identidad-cultura […] El agroextractivismo como agricultura dominante y en expansión en el mundo, y ahora en Bolivia, funciona en redes con múltiples actores, financieros  científicos, tecnológicos, productivos, comerciales y políticos, y miles de millones de consumidores de commodities transformados industrialmente en alimentos procesados (Urioste, 2018: 5, citado en  McKay, 2018).

[7] La capacidad de productividad agrícola de la agro industria cruceña es la más baja de la región, 3.000.000 de toneladas métricas año, está muy por debajo comparados con el agronegocio soyero de países como Paraguay 9.400.000 toneladas métricas año, Argentina 57.000.000 toneladas métricas año y Brasil 107.000.000 de toneladas métricas año, datos correspondientes alobservatoriosoja.org periodo 2016. Este factor determina la baja competitividad en el mercado internacional, adicionalmente a que la soya semiprocesada que exporta la agroindustria cruceña disminuye el valor económico de los ingresos que podría recibir si se industrializan estos procesos.

[8] Ben Mckay en el libro Extractivismo agrario: Dinámicas de poder, acumulación y exclusión en Bolivia y en la Memoria de la Conferencia 2018: Madre Tierra. La agenda abandonada, causas y consecuencias, el autor define cuatro características de este modelo extractivista de agricultura capitalista, características de un modelo en crisis que se desarrollaran en las siguientes líneas.  

[9] Acción por la Biodiversidad en el Atlas del Agronegocio transgénico en el Cono Sur, señala que las transnacionales propietarias de las semillas que monopolizan este negoció en el mundo son Bayer-Monsanto (44%), Syngenta (17%), Dow (17%) y Dupont (16%) y otras (6%). 

[10] Con un incremento del  200% de deforestación desde 2015, el país experimenta un vertiginoso viraje de régimen forestal a régimen agrario. La mitad de la deforestación se hace de manera ilegal. Santa Cruz es el departamento que pierde más bosque. (Méndez, 2019).

[11] Los tiempos. Transgénicos: ¿Problema o solución? Debate realizado el pasado 14 de mayo de 2020 entre el vicepresidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Óscar Mario Justiniano y el director de la Fundación Tierra, Gonzalo Colque.

[12] El sector agroindustrial mediano y grande, está sujeto al Régimen Agropecuario Unificado, el cual establece la base imponible a partir de la superficie afectada a la actividad agrícola o pecuaria, debiendo pagarse las cuotas fijas por hectárea cada año, hasta la gestión 2015: 26,44 bolivianos por hectárea para actividad agrícola y 1,94 bolivianos por hectárea para actividad pecuaria. 

Referencias bibliográficas


ACCION POR LA BIODIVERSIDAD. (2020). Atlas del agronegocio transgénico en el Cono Sur. Monocultivos, resistencias y propuestas de los pueblos. Ed. Misereor, Buenos Aires-Argentina.


ACOSTA Alberto. (2011). Extractivismo y neoextractivismo: Dos caras de la misma maldición. En Grupo Permanente de Trabajo sobre Alternativas al Desarrollo. Más allá del desarrollo. Ed. Fundación Rosa Luxemburgo, Quito-Ecuador.

ACOSTA Alberto. (2020). Reecuentro con la Madre Tierra: tarea urgente para enfrentar las pandemias, en Diario El Salto.

CEDIB. (2017). Los organismos genéticamente modificados y los agrotóxicos, Diario El Deber.

ERBOL. (2020). FUNDACIÓN TIERRA, Denuncian “descarada” privatización de tierras fiscales en favor del agro cruceño.

LOS TIEMPOS. (2020). Transgénicos: ¿Problema o solución?

OPINIÓN. (2020). ¿Qué respondieron Evo y Áñez a los pedidos de evaluar semillas de soya transgénica?

MCKAY M. Ben. (2018). Extractivismo Agrario, dinámicas de poder, acumulación y exclusión en Bolivia. Fundación Tierra,  La Paz-Bolivia.

MENDEZ Carolina (2019). Con 200% de deforestación, Bolivia cambia bosques por la agroindustria. Diario Página Siete.

OBSERVATORIO CAMBIO CLIMÁTICO Y DESARROLLO. (2015). 7 datos que debes saber sobre los transgénicos en Bolivia.
https://obccd.org/2015/04/21/7-datos-que-debes-saber-sobre-los-transgenicos-en-bolivia

TIERRA (2019). Memoria Conferencia 2018: Madre Tierra. La agenda abandona, causas y consecuencias. Ed. Fundación Tierra, La Paz-Bolivia.

sábado, 23 de mayo de 2020

El descenso vertiginoso

Mauricio R. Leigue*


Hace ya casi 7 meses asumió la dirección del Estado un gobierno liderizado por Jeanine Añez nominado por ella misma y sus acólitos como “de transición”, al inicio y con gran consenso en el conjunto de los opositores a Evo Morales como principal antagonista político-ideológico, actuó con desmedida fuerza en el uso del poder coercitivo y la persecución política para con sus detractores.

Lo que pudimos evidenciar como muestra de este consenso alrededor del “Gobierno de Transición”, fue el cerco mediático casi unísono y total durante el golpe de estado y en los primeros meses de gobierno. Toda la derecha boliviana coincidía en el papel político que debía jugar el gobierno durante la transición y ese era el de llamar a elecciones, pero implícita y principalmente el de sentar las bases materiales para que en las futuras elecciones ni Evo Morales ni el MAS-IPSP puedan retornar al poder.

Para esto se barajaban diversas opciones, la mas radical anular la personería jurídica del MAS-IPSP acusándolo de fraude electoral, otra, la de inhabilitar a sus futuros candidatos, incluso la opción más intrépida, crear fracturas y divisiones dentro del MAS (Ala Radical Vs. Ala Concertadora) para lograr a influir en la designación del candidato masista y poner uno funcional a sus intereses, llegando incluso Oscar Ortiz a recomendar explícitamente a una Senadora para candidataa presidenta del MAS-IPSP.

Mientras el uso de la fuerza coercitiva para tratar de acallar las protestas se traducía en decenas de muertos y dos masacres, las de Sacaba y Senkata, casi el total de los medios bolivianos callaban y solo reproducían las versiones oficiales del gobierno, la más celebre de Arturo Murillo “¿Cómo han podido recibir un tiro en la nuca? O sea, el compañero de atrás es el que está disparando…”, incluso durante las protestas al ser rebasada la policía el “periodista” John Arandia pidió en un tweet que las Fuerzas Armadas salgan a reprimir; cito. Gral. Kaliman saque a los militares no necesita disparar el pueblo garantiza “no tendrá represalias ni juzgamiento”.

Gramsci define Hegemonía como la capacidad de dirección, de conquistar alianzas, la capacidad de proporcionar una base social al Estado..., en Lenin …la hegemonía concebida, pues, no solamente como dirección política, sino también como dirección moral, cultural e ideológica La base social (actores políticos contrarios a Evo Morales, “pititas”, medios de comunicación), era la que le proporcionaba al gobierno la legitimidad como dirección hegemónica del Estado y la capacidad de actuar, sobre todo coercitivamente (FFAA y Policía Boliviana) en contra de sus detractores políticos, persecución generalizada contra el que se atreviera a contrariar o cuestionar el accionar del “Gobierno de Transición”, legitimidad que desde el inicio fue insuficiente porque no había la mas importante que es la lograda en la urnas pero que fue solventada por las coerción de la fuerza y la instrumentalización política de la justicia. Esta base social se empezó a deteriorar en el momento en que Jeanine Añez ya no solo es presidenta del “Gobierno Transitorio”, sino que decide oficializar su candidatura a presidenta en las próximas elecciones, causando una gran molestia entre los otros frentes políticos con candidaturas ya definidas que veían en ella solo el papel de garantizarles las condiciones materiales para su futuro triunfo, consecuentemente los ataques empiezan a suscitarse y cada vez el gobierno transitorio empieza a hacer aguas, el equilibrio entre consenso y coerción nunca fue una prioridad para el Gobierno de Facto, ningún gobierno se puede sostener indefinidamente solo con el uso de la fuerza sino existe cierto consenso entre los gobernados, una suerte de acumulación de fuerza contra-hegemónica evidenciada en la pérdida del miedo entre los detractores, la disminución de alianzas entre el gobierno y la sociedad civil han ido en ascenso, el incremento de voces críticas, el gran aumento de los casos de corrupción, todo esto está provocando una caída vertiginosa en los niveles de popularidad y aceptación del gobierno de Añez, incluso hemos sido testigos de cómo el Fiscal General Juan Lanchipa que un inicio fue de los primeros en ponerse a las ordenes del “Gobierno de Transición”, ahora claramente en un sitial imparcial, anuncia investigaciones por corrupción en YPFB, ENTEL y uso indebido de bienes del Estado que vinculan a la propia hija de la presidenta, Carolina Ribera.

El mantra repetido hasta el cansancio en el inicio por Jeanine Añez, “…mi única tarea es llamar a elecciones, yo no voy a ser candidata…” le está pasando factura, los escándalos y cambios de ministros y autoridades son el pan de cada día, ahora están en una carrera contra el tiempo tratando de recuperar alianzas o de sostener las que todavía le quedan, aprobaron 500 millones de dólares para el sector financiero a través del BCB, tratan de acelerar el uso de transgénicos en la agricultura para favorecer a los exportadores y ahora van por el Litio. Pese a todos los esfuerzos por retrasar las elecciones hasta el 2021 y el favor casi providencial de la pandemia mundial por el COVID-19, se encontraron con una bancada del MAS-IPSP en la Asamblea Legislativa Plurinacional que asestó un golpe certero aprobando la realización de las elecciones en no más de 90 días, o sea hasta inicios de agosto.

Así que según el desarrollo de los hechos lo más probable es que muy pronto tengamos elecciones en Bolivia lo que los hechos no están dejando claro por el momento es que si Jeanine Añez llegara a estas, como candidata o como presidenta o como ninguna de las dos.

*Politólogo y Militante de Columna Sur

viernes, 22 de mayo de 2020

Disculpas en lugar de respeto


Por: Andrés Rodas



No es ajeno para todos nosotros saber que las únicas guerras ganadas por las Fuerzas Armadas de Bolivia fueron contra gente desarmada, pobre y hambrienta. Las minas del altiplano, las calles de La Paz, la Federación de Fabriles de Santa Cruz, el rectorado de la UAGRM, el Trópico de Cochabamba, la ciudad de El Alto, son algunos testigos silenciosos del dolor del pueblo boliviano.

El último de estos lamentables sucesos se dio en noviembre de 2019, empezó con una "sugerencia a la renuncia", palabras suaves para su verdadero significado, el inicio de la fase final del golpe de estado. Continuó con la posesión ilegal e inconstitucional de personas que en el proceso electoral de octubre representaron al 4% de la población. Y lo consolidaron masacrando al pueblo que defendió la democracia y ganó legítimamente la elección. Hubieron más de 35 muertos, por órdenes del gobierno inconstitucional, con balas disparadas por fusiles militares, naturalmente.

Seis meses después, la fuerza militar está orquestando un nuevo golpe contra la democracia, esta vez contra el único órgano estatal con la legitimidad del voto.

En medio de la pandemia del coronavirus, en medio de terribles escándalos de corrupción, en medio de la condena ciudadana contra el abuso de poder, en medio de denuncias asquerosas de nepotismo en un gobierno que nadie eligió pero que perjudica a todos, los militares con su clásico estilo de matonaje ingresan a la Asamblea Legislativa Plurinacional a exigir la ratificación de los ascensos de las Fuerzas Armadas en el plazo máximo de una semana. Grave amenaza.

El pedido y sus posibles consecuencias no tienen ni pies ni cabeza, ya que la Cámara de Senadores está actuando de acuerdo a la legalidad, dicha legalidad está sustentada por el articulo 160 de la CPE y el Reglamento de la Cámara de Senadores que establece que una vez recibida la documentación sobre los ascensos de las F.F.A.A. se debe remitir a la comisión correspondiente, dicha comisión debe revisar la documentación, ratificar los ascensos o sugerir la devolución al Órgano Ejecutivo, ocupado ahora por los clanes familiares del Movimiento Demócrata Social. Una vez subsanadas las observaciones, el trámite debe ser devuelto a la Cámara de Senadores. Los ascensos de las Fuerzas Armadas se encuentran en esta etapa y corresponde que las amenazas por celeridad sean dirigidas al Órgano Ejecutivo.

Ante este contexto, tenemos a la vista terribles y flagrantes violaciones a la CPE que recuerda al que tenga un ápice de memoria, épocas nefastas de nuestro país, donde no existía la legalidad, no existía la libertad de expresión y las juntas militares gobernaban mediante Decretos Supremos y Decretos Leyes. Pensamos que estas épocas habían terminado, cuan equivocados estamos.

Es evidente que la presidenta de Facto, tiene la necesidad de cumplir acuerdos políticos y asegurar la lealtad de quienes consolidaron su ascenso al poder. Por esto preparan un Decreto Supremo dictando el ascenso de los militares que son apegados a ellos, los que aseguran su permanencia y prorroga en el poder, los que se saludaban y felicitaban airosos cuando se jactaban de haber devuelto el orden a Bolivia después de disparar a quemarropa a la gente humilde.

Muchas familias, muchos bolivianos sufrieron por los abusos de la bota militar. Miles de personas asesinadas, cientos de desaparecidos, la economía del país muchas veces destruida por el servilismo hacia las oligarquías propias y extranjeras. Sin duda que las Fuerzas Armadas son la institución que hizo sangrar más a la Patria. No hay moral para exigir respeto, lo primero es pedir disculpas.

miércoles, 13 de mayo de 2020

El impacto socioeconómico de los transgénicos

Por: Rene Barrón W.
La adulteración y manipulación genética de semillas y su consecuente patentado, no sólo se limita a la privatización de las mismas, que pasará a ser propiedad de las grandes transnacionales como Monsanto, sino como sucede ahora en el oriente del país (donde existe cultivos a partir de semillas transgénicas de soya, maíz, sorgo y girasol, ingresadas por los monopolios mediante el contrabando), implica que los productores al no tener reserva de semillas, se ven obligados a acceder a las mismas mediante créditos otorgados por estas multinacionales, por las cuales pagan hasta 10 veces más de lo que costaría una semilla seleccionada. Los productores (pequeños y medianos) tampoco pueden elegir lo que quieren sembrar, sino que deben someterse a las "sugerencias técnicas" de estos monopolios que les imponen qué es lo que deberían cosechar.
¿Hay más? Por supuesto que sí, ya que los contratos de crédito con estas empresas, incluyen cláusulas en las que el productor está obligado a comprar fertilizantes, agrotóxicos, agroquímicos y alquilarse la maquinaria sugerida por los monopolios; caso contrario, si surge algún "inconveniente", como la pérdida de la cosecha o su bajo rendimiento, la pérdida la asumirá el productor en un 100%, subsumiéndose a una deuda impagable que acabará atándolo a la transnacional que mediante otro crédito accederá a darle nueva semilla...
Está por demás señalar que en la mayoría de los casos, el productor puede comercializar su cosecha sólo a través de la misma multinacional que le dotó de la semilla, generalmente a precios muy bajos de hasta 20 veces menos que el valor de la misma semilla.
No olvidemos que la esclavitud moderna, no necesita de látigo o castigos corporales para explotar a los desposeídos, para ello están las argucias jurídicas burguesas. El sistema no te obliga, te induce a que te sometas a vivir en condición de dependencia y explotación del más poderoso. La libertad es valedera para la oligarquía, mientras la libertad de los pobres no pueda moverse entre pensar cómo, de qué y de quién deben depender.
#NoTransgénicos
#ArbogaciónDelDecretoSupremoInconstitucionalNº4232

domingo, 10 de mayo de 2020

El rostro de las mujeres en el mes del trabajo

Por: Estela Machicado Montaño



Las mujeres son el 50% de la población, pero dentro de eso casi el 70% no percibe un salario por el trabajo que realiza, tanto en el hogar como en las labores de cultivo de la tierra, y el otro porcentaje tiene que hacer el doble de esfuerzo que los hombres para alcanzar un salario digno y justo.

Las mujeres del campo son las responsables de la producción de los alimentos para que en las ciudades sean consumidas y así garantizar la seguridad alimentaria de todas y todos.


Pero cuánto de este trabajo es reconocido por el Estado y por la misma sociedad, en momentos como los que se viven ahora, no sólo en Bolivia sino a nivel mundial con la pandemia del COVID - 19, junto al personal de salud, son estas mujeres quienes están haciendo lo posible por no desabastecer los mercados y transportan los productos que ellas mismas producen.


La sociedad con su mirada patriarcal se ha encargado de invisibilizarlas. Ellas son víctimas de los abusos de los policías y militares mientras transportan los alimentos, y en las ciudades sufren el atropello de los mismos consumidores, cuando les piden rebajas en sus precios sin considerar que prácticamente sus precios son subvencionados, puesto que no reflejan el valor real de lo que significa producir una papa o una zanahoria… Sólo cobran lo mínimo, lo suficiente para poder comprar semilla y poder llevarse algunos productos de la ciudad. Esos precios no contemplan el tiempo diario que invierten en la producción, la fuerza física que deben emplear, no tienen seguro médico, menos un transporte con precios adecuados para hacer llegar su producción a las ciudades.


De la misma manera, en los centros urbanos, las mujeres cumplen un rol importante en la dinámica cotidiana, tanto en el hogar como en los espacios laborales, en su mayoría asumen el rol principal del cuidado, madres, enfermeras, secretarias y profesionistas, casi siempre tienen a su cargo a alguien por quien velar. 

Si bien con el trascurso del tiempo la mujer ha conquistado espacios para desarrollarse profesionalmente, esto no ha sido fácil porque antes de alcanzar un sitial reconocido, tuvieron que tropezar con mayores obstáculos que los hombres. En el ámbito profesional su capacidad es menospreciada y por tanto relegada en su superación; en el ámbito político es considerada una rival para los hombres, quienes utilizan los recursos más bajos para desestimar su capacidad de intervención política y anular su ser como mujer.

Entonces, este mes de mayo, mes del trabajo, tiene también rostro de mujer, de una mujer luchadora que lucha por los dmeás pero que también anhela un mundo mejor para sí misma. Todos debemos asumir la responsabilidad de la construcción de ese mundo posible, donde miremos a todas las personas como iguales, con los mismos derechos y oportunidades. Un mundo para todas y todos y con todas y todos.

Al trabajador en su día

Por: José Rafael Jaldín Fernández (Cheo)


Trabajo.
¡Es también dignidad! ¡Es tener a nuestros médicos y enfermeras bien equipados en este período gris para la humanidad!

Trabajo, es también ese combo y cincel con que los mineros forjaron el destino de una nación. ¡Con sus sindicatos, con sus victorias, sus derrotas y las masacres!

También es, el arado con el que el campesino, abre camino a la vida sembrando la tierra. La hoz que permite segar el trigo: ¡Nos dan muestra de lo que el trabajo hace por la humanidad!


Trabajo, es también el desvelo del intelectual para encontrar soluciones a los grandes problemas del planeta. Esa exploración del universo entero desde un espacio tan pequeño como el cerebro humano.


Trabajo, es también la labor del albañil, alumno predilecto del hornero. En sí, trabajo es todo cuanto hace la mano del hombre; Desde las pinturas rupestres a la Monalisa de Davinci o desde las pequeñas chozas de barro y paja, hasta el impresionante Machu Picchu diseñado por los Quechuas, o las fantásticas Pirámides de Egipto. Incluidos, los más grandes rascacielos hechos en esas cunas de lobos llamadas ciudades.

La más grande de todas las riquezas que acumula el hombre. ¡Es también producto del trabajo de miles de hombres, niños, ancianos y mujeres que entregaron sus días al dueño del capital!

¡¡¡FUERZA en este Primero de Mayo compañeros trabajadores!!!
¡Así sea el mundo una pocilga vergonzante cuya última pincelada de dignidad son ustedes!

Fuerza en este mundo que los cosifica, los enajena, los reprime y los oprime. Maldito el monstruo llamado Sociedad que nos deshumaniza.

Maldito el mundo que les niega ser dueños de sí mismos. ¡¡¡Aún cuando son (los trabajadores) el sostén de todo el planeta!!!

5000 años de civilización y de sociedad dividida en clases dominantes y dominadas. No mataron el hambre de igualdad y libertad de los hombres. Desde las rebeliones de los campesinos en China, hasta el ícono que fue Espartaco (un milagro y un hombre). La resistencia y opresión del indígena en todos los rincones del mundo, hasta las amas de casa de Siglo XX; incluidas las luchas contra las dictaduras y el neoliberalismo, fueron producto de esa relación natural: Hombre-trabajo-libertad-igualdad.

La victoria y el destino son irrenunciables.¡NACIMOS PARA VENCER Y NO PARA SER VENCIDOS!
Fuerza trabajadores.Y ante todo ¡¡¡Uníos!!!
¡¡¡PATRIA O MUERTE!!! ¡¡¡Y EN SU DÍA ESTE SIMULACRO DE POESÍA COMO HOMENAJE!!!