lunes, 25 de mayo de 2020

A LA GENERACIÓN DE MAYO

Por: José Rafael Jaldín Fernández (Cheo)*




Patria es posesión de sí. Soberanía y autodeterminación son conceptos inseparables al de independencia. La historia cuenta de hombres y mujeres con disposición a vivir y morir por ella. Los claustros universitarios fueron testigos de la maduración de grandes ideales, esos que crean horizontes que despiertan los sueños de miles de hombres y mujeres, momentos en que el pueblo se vuelve poeta y escribe su propia historia derramando su propia sangre, con la espada y con la pluma.

Esa generación a la que llamamos Hombres y Mujeres de Mayo; hijos e hijas de la Academia Carolina, estudiantes de Charcas, entendieron que las INDIAS DEBÍAN GOBERNARSE A SÍ MISMAS (el ideal de Latinoamérica no dominada por españoles). El destino se tornaba irrenunciable, soberanía como camino, bandera de lucha y forma de vida para esta tierra nuestra. ¡El ya basta! había llegado, pasó de rumor en las imprentas a una revolución hecha por hombres y mujeres de carne y hueso, pero sobre todo espíritu. De Sucre movilizada un 25 de mayo, a todo rincón en que las ideas independentistas prendían el fuego en los habitantes de estos pueblos, un continente entero reclamando con sus propias manos su libertad. El sendero había sido elegido, ése que los hombres y mujeres recorren toda vez que sus mentes son conquistadas por ideas forjadoras de nuevos futuros, ese ideal que movilizó hombres, mujeres, indios, mulatos, estudiantes, capitanes con un nuevo sentido de patria entre otros.

Mayo junto con sus héroes, su universidad y el pueblo, sus consignas, sus metas y luchas no es pasado muerto, de hecho, el pasado no es del todo pasado, pues (el pasado y por ende mayo) revive a cada instante en el que nuevos hombres y mujeres de nuevos tiempos, toman las riendas de su destino, crean nuevos futuros y libertades, rompen viejas cadenas y opresiones. ¡Ese momento mágico en el que nuestra especie crea nuevos horizontes y nuevos mundos!


Ni el apresamiento de Zudáñez, ni la detención de Monteagudo, ni mil ejércitos con mil cañones apagarían la chispa revolucionaria; la rebelión era inminente, dos meses después, seguiría La Paz. Y así, el sonido de las campanas, recorrería como jinete armado el continente entero.

Entre muchas, dos herencias de los hombres y mujeres de mayo y de quienes crearon la patria: la primera, nuestra soberanía, la segunda, su ejemplo; sin ambas es imposible engrandecer Bolivia y Latinoamérica. El 25 de mayo es infinitamente más que una fecha cívica, es parte del alma de nuestro pueblo, somos chuquisaqueños de Chuquisaca, hijos primogénitos de los valles, bolivianos de cepa, latinoamericanos de corazón. ¡Que lo escuche todo el mundo: VIVA NUESTRA UNIVERSIDAD, GLORIA A LA ACADEMIA CAROLINA, VIVA BOLIVIA Y VIVA NUESTRO CONTINENTE CARAJO!

A los hombres y mujeres de 1808-1809 y a todos los que contribuyeron a la emancipación.

*Militante de Columna Sur Chuquisaca

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