viernes, 22 de mayo de 2020

Disculpas en lugar de respeto


Por: Andrés Rodas



No es ajeno para todos nosotros saber que las únicas guerras ganadas por las Fuerzas Armadas de Bolivia fueron contra gente desarmada, pobre y hambrienta. Las minas del altiplano, las calles de La Paz, la Federación de Fabriles de Santa Cruz, el rectorado de la UAGRM, el Trópico de Cochabamba, la ciudad de El Alto, son algunos testigos silenciosos del dolor del pueblo boliviano.

El último de estos lamentables sucesos se dio en noviembre de 2019, empezó con una "sugerencia a la renuncia", palabras suaves para su verdadero significado, el inicio de la fase final del golpe de estado. Continuó con la posesión ilegal e inconstitucional de personas que en el proceso electoral de octubre representaron al 4% de la población. Y lo consolidaron masacrando al pueblo que defendió la democracia y ganó legítimamente la elección. Hubieron más de 35 muertos, por órdenes del gobierno inconstitucional, con balas disparadas por fusiles militares, naturalmente.

Seis meses después, la fuerza militar está orquestando un nuevo golpe contra la democracia, esta vez contra el único órgano estatal con la legitimidad del voto.

En medio de la pandemia del coronavirus, en medio de terribles escándalos de corrupción, en medio de la condena ciudadana contra el abuso de poder, en medio de denuncias asquerosas de nepotismo en un gobierno que nadie eligió pero que perjudica a todos, los militares con su clásico estilo de matonaje ingresan a la Asamblea Legislativa Plurinacional a exigir la ratificación de los ascensos de las Fuerzas Armadas en el plazo máximo de una semana. Grave amenaza.

El pedido y sus posibles consecuencias no tienen ni pies ni cabeza, ya que la Cámara de Senadores está actuando de acuerdo a la legalidad, dicha legalidad está sustentada por el articulo 160 de la CPE y el Reglamento de la Cámara de Senadores que establece que una vez recibida la documentación sobre los ascensos de las F.F.A.A. se debe remitir a la comisión correspondiente, dicha comisión debe revisar la documentación, ratificar los ascensos o sugerir la devolución al Órgano Ejecutivo, ocupado ahora por los clanes familiares del Movimiento Demócrata Social. Una vez subsanadas las observaciones, el trámite debe ser devuelto a la Cámara de Senadores. Los ascensos de las Fuerzas Armadas se encuentran en esta etapa y corresponde que las amenazas por celeridad sean dirigidas al Órgano Ejecutivo.

Ante este contexto, tenemos a la vista terribles y flagrantes violaciones a la CPE que recuerda al que tenga un ápice de memoria, épocas nefastas de nuestro país, donde no existía la legalidad, no existía la libertad de expresión y las juntas militares gobernaban mediante Decretos Supremos y Decretos Leyes. Pensamos que estas épocas habían terminado, cuan equivocados estamos.

Es evidente que la presidenta de Facto, tiene la necesidad de cumplir acuerdos políticos y asegurar la lealtad de quienes consolidaron su ascenso al poder. Por esto preparan un Decreto Supremo dictando el ascenso de los militares que son apegados a ellos, los que aseguran su permanencia y prorroga en el poder, los que se saludaban y felicitaban airosos cuando se jactaban de haber devuelto el orden a Bolivia después de disparar a quemarropa a la gente humilde.

Muchas familias, muchos bolivianos sufrieron por los abusos de la bota militar. Miles de personas asesinadas, cientos de desaparecidos, la economía del país muchas veces destruida por el servilismo hacia las oligarquías propias y extranjeras. Sin duda que las Fuerzas Armadas son la institución que hizo sangrar más a la Patria. No hay moral para exigir respeto, lo primero es pedir disculpas.

1 comentario:

  1. ¿Habrán consultado con el padre de Camacho para ver quiénes deben ascender?.

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