Emilio Rodas Panique
Bolivia comenzó el siglo veinte con
aires modernizantes, el liberalismo estañero
reemplazará al republicanismo de la plata y las haciendas, el espejismo
gomero del norte se había diluido en gran parte y el litoral se había perdido
para siempre, este modernismo alcanzó
apenas a las periferias de La Paz y Oruro en la arquitectura y las vías
de comunicación urbanas, más allá de esas fronteras subsiste la realidad,
Bolivia es un país indio y agrario, aunque los más de 30 años de liberalismo
intenten negarlo de forma recurrente, no se consolida un capitalismo boyante y
por tanto la clase obrera es minoritaria en cuanto a la población
económicamente activa, más del 90% de esta sigue ocupada en el campo en
condiciones mayoritarias de servidumbre, la relación laboral de dependencia,
absolutamente minoritaria, en el auge de mayor expansión de la producción
minera del estaño, las tres compañías más grandes no pasan de 65.000
trabajadores mineros, esto subsiste incluso con la revolución de 1952 que en su
mejor momento y pese al clientelismo de COMIBOL no superó los 50.000
trabajadores asalariados.
Antes y después del 52 se da una
expansión aún tímida de la producción de manufacturas destinadas a la
alimentación, los tejidos y metalmecanica en pequeña escala pero que dan lugar
al surgimiento incipiente y totalmente desprotegido del trabajo fabril, la
política de diversificación económica y la substitución de importaciones da un
impulso a nuevos sectores en la economía estatal y privada con mano de obra en
relación laboral de dependencia clásica, pero pese a los 33 años de vigencia de
esta política no se logró una variación significativa del mapa económico de
ocupación, al final del ciclo en 1985, Bolivia seguía siendo un país agrario
principalmente.
La irrupción del modelo neoliberal en
Bolivia implica la destrucción del empleo en el campo y las ciudades, las
medidas iniciales, el cierre de la producción minera desmantela a COMIBOL y su
base obrera, la libre importación de productos manufacturados que hasta ese
momento estaba protegida por aranceles, barre con la producción fabril, la
importación de alimentos semiprocesados o no procesados mata el mercado de las
comunidades campesinas y las haciendas agrícolas, toda esta mano de obra
terminó en las calles al inicio del neoliberalismo, una parte migra hacia las
cooperativas mineras y el grueso de estos sectores constituye la primera ola de
trabajadores informales, gremiales y trabajadores por cuenta propia, incluido
el sector transporte, a partir de ese momento esa es la caracterización
principal de la fuerza de trabajo, un estado reducido al mínimo, no absorbe el
excedente de mano de obra y el crecimiento vegetativo de ésta no tiene
opciones, la segunda ola de medidas aplicadas a finales de los años 80 y
principios de los 90 cierra el círculo, la privatización y la capitalización en
ninguno de los casos reprodujeron el empleo, no hay ninguna de estas
experiencias que haya redundado en una expansión de su producción ni
crecimiento de sus plantas de dependientes, el impacto de ellas en el empleo
fue negativo definitivamente, durante todo el ciclo neoliberal el desempleo
neto estuvo por encima del 10%, pese a que los indicadores que se tomaban en
cuenta eran bastante relativos, con indicadores más rígidos el desempleo neto
habría superado el 20%.
En el momento de mayor auge neoliberal
92-97 dos sectores fueron los que más se expandieron en cuánto a ocupación de
mano de obra, comercio y servicios, ambos altamente sensibles a las variaciones
de temperatura económica regional, a partir de la crisis mundial de 1998 y sus
efectos en Latinoamérica, principalmente Brasil y Argentina, el empleo fue en
caída libre de forma irreversible, BOLIVIA hasta 2005 fue altamente vulnerable
a las variables del mercado mundial por su debilidad orgánica no superada y
agravada por el debilitamiento del Estado como planificador de la economía y
por tanto absolutamente dependiente del financiamiento externo, incluso para
cumplir obligaciones estatales básicas como el pago de salarios a sus
funcionarios, la expectativa de captar inversión externa para financiar el
desarrollo del capital en el país jamás fue cumplida, al contrario, pese a la
exigüidad de los recursos públicos, el modelo neoliberal sustento su vigencia
en la exportación de la riqueza hacia las metrópolis del capital que
supuestamente nos iban a jalar al desarrollo, el neoliberalismo se agotó en
Bolivia porque jamás estuvo diseñado para nuestro desarrollo sino para
reproducir la versión post moderna del país campamento, entre 2000 y 2005, la única
política verificable de empleo de los últimos dos gobiernos neoliberales,
Banzer-Tuto y Goni-Mesa, fue la ampliación en los horarios de atención de las
oficinas de migración para que los bolivianos con tramitadores de por medio
pudieran obtener un pasaporte y salir de nuestras fronteras hacia destinos
inciertos en busca de trabajo, el modelo había colapsado y como último
corolario terminó desintegrando miles de familias.
En contra ruta de esa realidad, las
transformaciones iniciadas en 2006 comienzan con la captura del excedente, no
podemos decir que en 2006 se creó mayor riqueza, la diferencia se da en donde
termina esa riqueza, pues se quedó en Bolivia, el fundamento económico del
Modelo Económico Social, Comunitario Productivo es la nacionalización, está
genera el excedente para que el Estado pueda potenciar la inversión pública,
redistribuir la riqueza, potenciar el mercado interno y sentar las bases de la
industrialización, cuando el modelo neoliberal exportaba nuestra riqueza, el
Estado sólo podía disponer de 600 millones como máxima aspiración para la
inversión pública, gran parte de este dinero proveniente del endeudamiento
público, con la nacionalización, rápidamente pudimos reproducir esa tarea con
más de 6.000 millones de dólares.
La principal política de empleo del MAS
en los 14 años se llama INVERSIÓN PÚBLICA, la reproducción de esta cifra tiene
un efecto multiplicador en el conjunto de la economía, pues un componente
central de ésta es el salario de los trabajadores vinculados a cada proyecto,
ese salario no se exporta y circula en la economía y por tanto activa todo un
círculo virtuoso en el mercado interno, a mayor cantidad de proyectos en
desarrollo, mayor cantidad de salario circulando y gente comprando cosas que
otros están produciendo y de las ventas de estos productores se activa otros
circuitos de forma interminable, todo ello sin contar los servicios
complementarios que no están reflejados en salarios pero que también implican
transferencias indirectas al mercado, alguien debe transportar los materiales y
equipos, alguien debe alimentar a los obreros y técnicos en obra, alguien
produce ropa de trabajo, alguien gestiona los espacios de esparcimiento en el
entorno de los proyectos, es decir el impacto de la inversión pública en el
empleo fue siempre el pilar principal de ese otro componente central del modelo
económico exitoso en estos 14 años, el potenciamiento del mercado interno.
La redistribución de la riqueza tuvo
varios componentes, pero en definitiva no se agota exclusivamente en la
justicia social, por supuesto que incorpora a sectores vulnerables al mercado
de consumo, al margen del impacto del Juancito Pinto en la disminución de la
deserción escolar, que de por sí fue exitosa, o el bono Juana Azurduy en la
reducción de la mortalidad materno infantil y la detección de temprana de
anomalías en recién nacidos, la renta dignidad no es sólo justicia social con
adultos mayores, ni el bono para personas con discapacidad, también implica la
incorporación anual de miles de millones
de bolivianos adicionales al mercado interno, estas transferencias tienen
impacto directo en el empleo en el comercio y la pequeña industria, estos
sectores incorporados al mercado de consumo no exportan estos recursos ni los
ahorran normalmente, activan con ello un circuito de consumo en productos
esenciales que activan a varios sectores que emplean mano de obra.
La valorización del salario es sin duda
una medida redistributiva que impacta en la calidad del empleo, haber protegido
el empleo con medidas proteccionistas parcializadas nos representó una
constante tensión con la parte patronal, haber incrementado el salario mínimo
sustancialmente o haber obligado al pago de doble aguinaldo en algunos años es
sin duda la medida más democrática en la repartición de la riqueza y la
reducción de la desigualdad, cada incremento o cada segundo aguinaldo ha sido
una participación mayor del trabajador en el ingreso que de no haber sido de
esa forma habría terminado en el balance en el campo de las utilidades de la
empresa, no sólo hemos redistribuido la renta pública, también hemos logrado
que la riqueza generada en el campo privado de la economía se distribuya de
mejor forma, esto por supuesto que a una empresa privada que está acostumbrada
a centrar su ganancia casi exclusivamente en la explotación de la mano de obra
y no en otros factores de competitividad siempre le incomodó pero tuvimos la
fuerza para imponerlo porque teníamos para ello no sólo razones morales sino
también económicas, un salario potenciado, una mayor participación de los
trabajadores en el excedente potencia el mercado interno y repercute en el
circuito de consumo multiplicador.
Todas estas políticas nos permitieron
bajar sistemáticamente la tasa de desempleo en Bolivia, de haber recibido un
desempleo cercano al 9% en 2005, logramos reducir a nuestro mínimo histórico de
3.2 en 2012, el impacto de la crisis en Brasil Y Argentina desde el 2013 nos
produjo un retroceso de dos puntos principalmente por su impacto en el comercio
en poblaciones fronterizas, en 2016 terminamos con 5.5 de desempleo, Bolivia en
los 14 años no estuvo exenta de los impactos de las crisis internacionales,
entramos en gobierno en plena crisis mundial, enfrentamos la de 2008 y cuando
el mundo se comenzaba a recuperar nos cayó la crisis del petróleo de 2012 en
adelante, sin embargo se logró enfrentar todos los impactos sin sacrificar la
estabilidad y el crecimiento, incluso volver a reducir hasta 4.2 el desempleo
siendo durante todo ese periodo la economía con mayor crecimiento y menor desempleo,
todo ello gracias a inversión pública, transferencias de recursos al mercado
ambas para potenciar el mercado interno y mantener la temperatura de la
economía, ya es innecesario mencionar a estas alturas que nuestro modelo
económico en todos estos años se ha convertido en referencia internacional,
incluso ser reconocido por organismos que son portaestandartes del modelo
neoliberal fundamentalista como lo son el FMI, el Banco Mundial o la CEPAL.
Hoy el Estado se encuentra gestionado
por el verdadero terrorismo, no hay peor terrorismo que el terrorismo
económico, y no hay peor tragedia para un pueblo que en tiempos de crisis ser
gobernado por los menos capaces y los menos honestos, la economía comenzó a ser
destruida desde el 23 de octubre con el paro de los 21 días, se agravó la
crisis con la llegada de la ineptitud al poder, desde el 12 de noviembre no se
ha tomado una sola decisión que contribuya a resolver ninguno de los problemas
que se han generado en la economía y el empleo, la paralización de la inversión
pública en todos sus niveles, la paralización de plantas que estaban en plena
producción, la paralización de la construcción de plantas que están destinadas
a diversificar la economía, exportar nuevos productos y eliminar importaciones,
todo ello mucho antes de la pandemia del corona virus, ha significado entrar en
caída libre en las perspectivas económicas, la crisis sanitaria ha agravado
estas posibilidades y se agrava cada día que la ineptitud aliada a la
cleptocracia gobiernan el país, los planes de empleo lanzados con bombos y
platillos por la publicidad estatal sólo son la reactivación de programas que
en tiempos de Evo habían sido gestionados exitosamente, el Programa de Apoyo al
Empleo viene funcionando desde 2103 habiendo logrado en sus dos ciclos previos
al golpe superar las metas iniciales ampliamente, el Programa de Primer Empleo
Digno dirigido a profesionales y técnicos superiores recién egresados fue
exitoso desde su implementación en 2018, ambos con créditos BID, el PMEIL
dirigido a mejorar la empleabilidad laboral fue exitoso hasta que mediante nota
el Ministro de Planificación lo ha dado por cerrado hace 15 días, en plena
crisis del empleo, redireccionando el financiamiento del Banco Mundial hacia el
gasto corriente, los empleos de emergencia anunciados se vienen aplicando desde
la crisis de 2012 en adelante, los iniciamos en poblaciones fronterizas con
obras urbanas y recuperación de áreas productivas afectadas por desastres
naturales, después se extendió a capitales y ciudades intermedias, uno de los
pocos financiamientos garantizados del famoso plan del gobierno de facto para
la reactivación del empleo en el que anunció 18.000 millones de bolivianos, son
los 100 millones remanentes en el FPS de las obras inconclusas al momento del Golpe
de Estado de esta cartera de proyectos urbanos, es decir lo único que se ha
hecho es copiar y hacer mal lo que ya de por sí era exitoso.
Cuando pase el temblor, el mundo se
encontrará en un estado de post guerra, las economías del mundo se van a contraer
y cerrar para potenciarse desde adentro, la turbina del mundo que es China
saldrá como un huracán no a comprar sino a vender, las economías más
neoliberales, globalizadas y globalizantes incluso ellas estarán mirando al
estado nuevamente como al actor fundamental de la reconstrucción, es decir
después de la pandemia el mundo estará buscando un modelo económico, político y
social que articule los actores con un estado paternalista y protector, el
mundo estará buscando lo que en Bolivia habíamos intentado construir durante
estos 14 años, mientras en Bolivia se intenta destruir las empresas del estado
y se busca volver a enajenar los recursos estratégicos en beneficio del capital
transnacional, en Alemania, Francia e Inglaterra grandes y emblemáticas corporaciones
intentan colocar acciones en manos de sus gobiernos para que los ayuden a
superar la crisis compartiendo su destino, cuando pase el temblor estaremos
otra vez en contra ruta de la historia.
Funcionó tres veces en 14 años, después
de la crisis sanitaria y la tragedia política de este año va a volver a
funcionar, será mucho más difícil por todo el daño que se producido a la
economía y el empleo, pero hoy en día sigue estando más vigente que nunca
nuestro proyecto de país enmarcado en el Modelo Económico Social Comunitario y
Productivo, la gente en estos terribles meses de improvisación lo está
sintiendo, el taxista, el comerciante, el productor, el empresario, el
banquero, la familia, fueron 14 años de tranquilidad, estabilidad y
crecimiento, tal vez muchas cosas no salieron como se deseaba y otras no se
hicieron como se debían, pero nunca falto el diésel para la cosecha ni el pan
en la mesa de la familia, ni el trabajo digno para nadie.
Santa Cruz, 17 de septiembre de 2020
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